VISITAMOS LA BODEGA DE JESÚS RECUERO (2012,12,29)

Las puertas están abiertas y Jesús Recuero nos recibe en el patio de su bodega,  hemos dejado atrás el despacho de vinos y sala de prensado, a nuestro alrededor están el porche con la tolva de vendimia, el cobertizo con el tractor y la entrada a la zona de embotellado, al fondo la sala de catas; el  conjunto mantiene la esencia de lo que fuera la bodega construida en 1954.

Su  construcción fue realizada con materiales autóctonos y con la sencillez constructiva de aquella sociedad de recursos estrictos; recursos  que se encontraban en la proximidad, los cimientos del descantado de las viñas, los tapiales con la tierra y paja del lugar, las armaduras del tejado de álamos del rio, todo ello utilizado con la sabiduría de la necesidad. El resultado es un conjunto orgánico, generado por agregación de  volúmenes limpios, y formas que responden directamente a la función para la que fueron creados.
Su producción está en 50.000 botellas. Próximamente, Jesús viajará a Nueva York a presentar sus vinos, tarea que le ocupa en este instante, como vemos en la zona de la embotelladora. Jesús nos dice que quiere recuperar la manera de hacer y entender el vino, tal como lo hacía su padre, su abuelo o su bisabuelo, del que tienen documentación como bodeguero desde 1873. La charla nos lleva a preguntarnos el por qué, de ese abandono de instalaciones, de costumbres y de  formas de elaborar el vino que ha llevado a su uniformidad, en el mejor de los casos.
Entre preguntas y respuestas nos aposentamos en la sala de catas, aunque mejor diríamos la sala de estar de la bodega, hornacinas con los vinos elaborados, junto con  aparatos de análisis químicos, estantes con tratados de enología y de viticultura y entre ellos descubro un libro de geometría, mientras que la luz entra oblicua por la ventana orientada al sureste. Los intereses de Jesús se dirigen en primer lugar en la búsqueda del vino como expresión de la tierra, del terruño, y de las personas que lo hacen, manteniendo procesos y maneras que aún están vivas  en la memoria de  los mayores como  su padre, pero tasado y tamizado por los conocimientos científicos y técnicos que le aporta su formación académica universitaria.
Otro punto de su interés es la viticultura de investigación, buscando la recuperación y estudio de variedades autóctonas desaparecidas, para su vinificación en la actualidad. Jesús nos dice que la bodega no es importante; pienso para mí, lo fácil que  resulta decir eso a personas de tanto conocimiento sobre enología. Es en la viña, dice, donde se hacen los buenos vinos.
Terminamos, catando nuestros vinos de aprendiz; de su generosidad y cortesía no recibimos más que halagos,  pero también nos aconseja, haciéndonos ver  con elegancia nuestros fallos, que se manifiestan rotundamente cuando probamos su  Terra Sigillata GR 2007.  En él vemos  la personalidad de Jesús, que junto a su mirada aguda contenedora de muchos conocimientos, encontramos la rotundidez  de la tierra manchega que con generosidad y sin acidez, nos hace entender cual es su forma de hacer vinos y amigos.